A fin de que el niño pueda tener una infancia feliz y gozar, la Asamblea de las Naciones Unidas dicta esta Declaración en la que insta a los padres, a los hombres y mujeres individualmente y a las organizaciones particulares, autoridades locales y gobiernos nacionales a que reconozcan esos derechos y luchen por su observancia con medidas legislativas y de otra índole.