Llegamos a fin de año, y sin
darnos cuenta, hemos caminado un año más. Se acerca la hora de las
evaluaciones, de los balances, de tomar conciencia de cómo fue el año para cada
uno, cuánto de lo planificado se logró, qué no se logró, cuánto de nuestros
proyectos y sueños personales y colectivos pudimos concretar.
Mediante la evaluación obtenemos y analizamos
información relevante sobre todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, para
formular un juicio valorativo que permita tomar decisiones adecuadas que
retroalimenten y mejoren el proceso educativo en sus diferentes dimensiones.
Entonces se puede señalar,
lo que no se mide, no mejora. Lo que no
se anota, no se puede medir; y en consecuencia, no se puede mejorar. Por
último, es importante mencionar que se debe conectar los resultados de
las evaluaciones con el mejoramiento de las prácticas en el aula.