San Serapio Scott, religioso
mártir de nuestra Orden
El afrontó con ánimo la prueba y derramó, redentor, su noble sangre.
Unas notas de su vida
Serapio Scott, de origen irlandés, nació hacia el
año 1179. Fue militar enrolado en el ejército de su rey Ricardo Corazón de
León, y luego en la compañía de Leopoldo VI, el glorioso, duque de Austria, se
alineó en su escuadrón para ir a España, en apoyo del ejército cristiano de
Alfonso VIII que luchaba contra los musulmanes. Esto acontecía en 1212. Ya
antes de esta fecha había viajado en dos ocasiones a tierra santa en las
cruzadas tercera y quinta, como caballero cruzado.
Serapio se establece en España al servicio del rey
de Castilla para proseguir luchando en defensa de la fe cristiana.
Aquí conoció la Orden de la Merced, dedicada
específicamente a la defensa de los cristianos cautivos en manos de los
musulmanes, no ya usando las armas sino rescatándolos mediante la limosna y, si
era necesario, con la entrega de la propia vida. Viendo que había tan perfecta
sintonía entre los ideales que habían sustentado su vida y la finalidad de la
Orden Mercedaria, Serapio ingresó a ésta y vistió el hábito blanco en el año
1222 a la edad de cuarenta y tres años.
No hay amor
más grande que dar la vida por los amigos
En el camino de santidad que Serapio abrazó
consagrándose en nuestra Orden, no faltaron las ocasiones para mostrar, de modo
concreto, la certeza de ese amor que debe darse totalmente por el cautivo y a
causa de la amenaza de perder la fe en Cristo. Realizó varias redenciones en
tierras musulmanas, volviendo a España con el precioso cargamento de hombres
rescatados de su dura opresión. Tal empresa era siempre peligrosa y requería de
los frailes redentores una gran fortaleza y preparación espiritual para
sobreponerse a cualquier inconveniente. Se respiraba tranquilo sólo cuando la
embarcación llegaba al puerto de Barcelona.
En la última redención, que llevó a cabo en Argel
con su compañero redentor Berenguer de Bañares, debió Serapio quedarse como
rehén por algunos cautivos en peligro de renegar de su fe cristiana. El
compañero debió volver prontamente a Barcelona para buscar el dinero del
rescate. Eso significaba que los conventos mercedarios se ponían en campaña
para reunir los dineros requeridos. El dinero tardó en llegar a Argel y los
musulmanes, cansados de la espera, arremetieron contra Serapio, dándole atroz
muerte, clavándole en una cruz en forma de aspa, como la cruz de San Andrés. La
ferocidad de los enemigos de Cristo se manifestó en toda su crueldad al
extraerle a Serapio las vísceras y desmembrarlo con inaudita violencia.
Serapio ofreció su vida un 14 de noviembre de 1240.
Así se asemejó totalmente a Cristo Redentor y realizó en su vida la máxima
expresión del carisma mercedario como es el de dar la vida por la libertad del
cautivo.
Fuente: Agenda Estudiante Mercedario - 1999