martes, 15 de septiembre de 2015

ARTÍCULO: LA DISCIPLINA Y LA BUENA CONVIVENCIA SE DEBEN ENSEÑAR

A ser disciplinado no se aprende por arte de magia. Ese valor es muy relevante e indispensable, pero se debe educar, especialmente hoy en día, en que cambiaron las coordenadas de relación entre adultos y estudiantes. Conversamos con Luz María Budge, miembro de la Agencia de Calidad de la Educación, e  Isidora Mena, psicóloga de Valoras UC.

Justo en momentos en que los “Cuestionarios de Calidad y Contexto” aplicados en el 2014 revelaron que cerca del 20% de los alumnos de octavo básico y segundo medio declaraba haberse sentido siempre o casi siempre discriminado en su entorno escolar por motivos de raza, condición socioeconómica, religión u orientación sexual, les entregamos  reflexiones que permiten contar con escuelas más inclusivas y ambientes más seguros. Sobre la forma de revertir esta percepción entrevistamos a dos expertas en la materia: Luz María Budge, miembro de la Agencia de Calidad de la Educación, e Isidora Mena, psicóloga de Valoras UC.
Antes que nada, aclara la psicóloga de Valoras UC, es necesario comprender qué  entendemos por inclusividad real. “Es decir, aquella que aporta a todos, no solo a los ‘incluidos’. Sin ese primer paso, no se activará la creatividad para diseñar aulas y pedagogías que permitan la inclusión. Tampoco, las ganas de aprender más sobre esto, cosa indispensable, porque no es ‘llegar e incluir’, menos en un país que es muy discriminador y clasista, como lo es el nuestro”.

¿Cómo fomentar escuelas inclusivas?
LMB: “Creo que lo importante es que existan proyectos educativos diversos y que quienes opten por la inclusión, puedan destinar recursos para contar con todos los profesionales requeridos para lograr una inclusión verdaderamente efectiva y que dé oportunidades de desarrollo al máximo de su potencial para cada uno de los individuos. La inclusión abarca áreas cognitivas, sociales, físicas o una combinación de estas en muchos grados. Un establecimiento educacional inclusivo es un colegio de alta complejidad y requiere de la mayor atención”.
Asimismo, para generar ambientes seguros al interior de las escuelas, sostiene la experta de la Agencia de Calidad de la Educación, “estoy convencida profundamente de la relevancia de una educación muy centrada en la autorregulación y en formar  niños muy conscientes de las consecuencias de sus actos. Creo que en la medida en que se enseñe a actuar reflexivamente, se estará formando a personas más respetuosas de su entorno y de sus semejantes y, a la vez, más capaces de cuidarse a sí mismas”.
Para lograrlo, explica la psicóloga de Valoras UC, la organización comunitaria es una buena estrategia que nos permite generar ambientes seguros. “Después del terremoto del norte, trabajamos como Valoras UC en un proyecto para generar espacios seguros con 135 establecimientos educacionales, precisamente apoyando la creación de comunidades docentes. Todos los establecimientos que llevaron a cabo las propuestas prácticas para hacerlo, mejoraron la sensación de seguridad de las personas que participaron”. 

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