El 60% de los jóvenes que no saben qué estudiar y optan por un año libre aseguran que les permite identificar mejor cuál es su vocación. Las ventajas son múltiples.
En los últimos años se ha percibido un aumento de los jóvenes que a los 18 años deciden postergar su entrada a la educación superior y tomarse un año sabático. De hecho, datos del Sistema Único de Admisión (SUA) revelan que, para esta admisión 2017, un 41% del total de postulantes corresponde a promociones de años anteriores.
Las razones de este fenómeno son diversas, pero en su mayoría se da en quienes no alcanzaron el puntaje para su carrera de preferencia, no saben qué estudiar o aún no se sienten preparados. Es el caso de Isidora Mc-niven: la joven salió del colegio en 2015 y se matriculó en la carrera de diseño en la Pontificia Universidad Católica de Chile, pero lo congeló antes de iniciar las clases para irse a estudiar inglés a Australia durante 2016.
“No quería hacerlo como todos lo hacen, es decir, salir del colegio y entrar a la universidad. Primero quería salir y crecer. Mis papás me apoyaron, pero de mis amigos nadie creía que me iría a vivir al otro lado del mundo sola a los 18 años hasta que me fui”, señala.
Este año Isidora ingresará a la universidad. Asegura que la experiencia le sirvió para independizarse y valorar lo que tenía en Chile, además para ser más responsable y abierta de mente.
Una alternativa a la deserción
Uno de cada tres alumnos deserta de su carrera al primer año, según datos del Mineduc. Si bien las razones varían, un año sabático o tomando cursos podría ser una opción para ayudar a los jóvenes a darse cuenta de lo que quieren hacer con su futuro y las agencias de viajes lo saben.
Vivir una experiencia internacional, aprender un idioma o diversificar sus contactos son algunas de las razones que motivan a los jóvenes a vivir unos meses en el extranjero. Cifras de Education First (EF) evidencian que de las 2.500 personas que optaron en 2016 por alguno de sus programas, un 42% tenía entre 16 y 19 años. El 40% tomó un curso de larga duración o de año sabático.
Otra opción es trabajar. En países como Australia y Nueva Zelanda las visas para viajar y poder conseguir un trabajo se entregan a jóvenes entre 18 y 30 años por un plazo de máximo un año.
“Es una alternativa que muchos chilenos están tomando ya que es una experiencia nueva y que les da un tiempo para pensar en sus futuros horizontes”, asegura Jorge Núñez, coordinar de Cocha Joven.
Agrega que, al regreso, estos jóvenes ganan oportunidades de ser más valorados por las empresas que los contratan y también en la universidad, por el hecho de ser alumnos más preparados y con una visión distinta del mundo, no tan cerrada como cuando salieron del colegio.
Una tendencia mundial
Si bien en Chile esta tendencia ha ido en alza en el último tiempo, en Europa y Estados Unidos comenzó hace más de 40 años. Incluso, el término usado para referirse a este fenómeno es Gap Year y varias de las más prestigiosas universidades del mundo lo recomiendan.
En su sitio web de admisión, la Universidad de Harvard (EE.UU.) explica por qué es beneficioso optar por un año sabático y motiva a los jóvenes a elegir esta opción antes de entrar a la universidad. Es el caso de Malia Obama, la hija mayor del presidente saliente de Estados Unidos que, al igual que muchos estadounidenses, decidió postergar un año su ingreso. Durante ese tiempo hizo voluntariado en Perú y Bolivia, y recorrió otras partes del mundo.
Otras ventajas
A lo largo del mundo es cada vez más común que, junto a las jornadas de postulación y admisión, se lleven a cabo Gap Year Fairs, es decir, ferias en donde se informa sobre todas las opciones de trabajo, cursos o voluntariados para aquellos que deciden congelar sus estudios un año a partir de las inquietudes de cada estudiante.
Desde Harvard aseguran que tomar un año sabático reduce los índices del Síndrome de Burnout, un fenómeno que se traduce en el agotamiento excesivo de los alumnos y que los aleja de alcanzar sus objetivos.
Según el libro The Gap Year Advantage (La ventaja de un año sabático, en español) publicado el 2005 por Rae Nelson y Karl Haigler, al 60% de los jóvenes que decidieron tomar un año antes de ingresar a la universidad les ayudó a decidir mejor su carrera y vocación.
Fuente. emol.com