Todo camino cristiano tiene su centro en la relación con Cristo, el
discípulo cristiano surge de una experiencia de encuentro con Él. Entonces, queda
de manifiesto que la comunidad cristiana mercedaria es un grupo seguidor de
Cristo porque todos reconocemos que Jesús es el corazón, es el centro de la
comunidad y su evangelio está presente siempre en el quehacer de esa comunidad
y nuestro compromiso, punto de apoyo, es tratar de vivir el evangelio juntos
con otros.
Los mercedarios entendemos a Jesucristo como Redentor, está en el origen de
la Orden de la Merced este título Redentor. La Orden nace por una voluntad de
Dios, designio de Dios, como Dios quiere que siga hoy a través de nosotros.
Reconozco que participo en una comunidad mercedaria, que está inserta en Dios,
tanto en el origen como en su continuidad.
La experiencia original de San Pedro Nolasco es la experiencia del Espíritu
Santo, el inspiró a San Pedro Nolasco y él fue obediente y dócil al Espíritu
Santo, asumiendo que estaba llamado a desarrollar en la Iglesia un modo, un
estilo de vida (carisma) Cristiano – Evangélico, descubriendo que este llamado
estaba en liberar a los cristianos cautivos.
El estilo de vida del Mercedario, es vivir como Cristo puso su vida al
servicio de los demás. Lo antimercedario es el egoísmo, por lo tanto, un
desafío constante para el mercedario es descubrir a Cristo en el servicio a los
demás.
El colegio, comunidad creyente mercedaria, debe ser el espacio donde se
muestre a Cristo Redentor, y nuestra tarea es experimentar el amor de Cristo,
dando testimonio de un encuentro con Él que es buena noticia, y viviendo su
evangelio juntos con otros.
La redención de Cristo tiene un compromiso, dar, y asimismo es una
liberación, Él ha venido a desatarnos de esquemas, ideologías que nos tiene
esclavizados, a liberarnos del pecado. El hombre en pecado es un esclavo, un
cautivo. La liberación del pecado debe estar en nosotros como un Proyecto de
vida.
Este año 2017, celebramos el año de Cristo Redentor configuremos en nuestra
comunidad el anuncio de la buena noticia que es Cristo, viviendo alegremente su
evangelio junto a otros.