Los profesores Raúl Santiago, Alicia Díez y Luis Alberto Andía repasan, en su reciente publicación Flipped Classroom, diversas experiencias que, según explican ya en el mismo título del libro "ponen patas arriba el aprendizaje". Uso de la herramienta Kahoot, realización de lapbooks (libros desplegables sobre un tema), gamificación, visual thinking, Google Classroom, etc. Todas enfocadas a aprender como nunca antes se había imaginado, del revés.
De hecho, el concepto de Flipped Classroom, traducido literalmente, significa "aprendizaje inverso", aprendizaje al revés o clase invertida. Uno de sus pioneros fue Salman Khan, matemático e ingeniero eleéctrico del Massachusetts Institute of Technology.
Khan necesitaba ayudar a sus primas a aprender matemáticas, y no siempre podía con ellas presencialmente. De este modo, decidió grabar un video la explicación y de pronto, ocurrió lo que él no esperaba.
Khan explica que se dio cuenta que a las pequeñas les gustaba más que les explicara matemáticas en vídeo porque podían verlo tantas veces como fuera necesario. Además, como publicó los vídeos en YouTube, empezó a ver que muchas personas los visualizaban y que les estaban siendo útiles. Este es el principio de la iniciativa Khan Academy, una de las plataformas pioneras a nivel global de aprendizaje invertido.
Según los autores Bergmann y Sans en la citada publicación de los profesores Santiago, Diez y Andía, el Flipped Classroom "es un modelo pedagógico que toma determinados aspectos del aprendizaje y los traslada fuera del aula, utilizando el tiempo de la clase para potenciar la práctica de conocimientos y el desarrollo de otros procesos de adquisición, análisis, etc. además de la propia experiencia del profesor, enriqueciendo la interacción entre profesor y alumno".
Para ellos, el objetivo principal del Flipped Classroom es mejorar la calidad del tiempo en el aula, pues "tenemos una gran variedad de estrategias de aprendizaje pero no son del todo eficaces".
De hecho, Santiago, Díez y Andía han realizado una encuesta sobre la inversión del tiempo en las aulas en la que han participado 700 profesores. Los resultados muestran que: el 58% el tiempo se emplea en trabajar nuevo contenido, el 36% en la práctica de lo aprendido y el 6% en el trabajo cognitivo de orden superior, según los autores "lo que se denomina aprendizaje profundo".
De este modo, implantar elementos que permitan que el tiempo en el aula sea mucho más productivo será positivo y supondrá una mejora para el aprendizaje.
Santiago, Díez y Andía han querido demostrarlo y presentan también en la publicación de este modelo de aprendizaje.
Las principales conclusiones que:
- Favorece una enseñanza personalizada y adaptada a las necesidades y ritmos individuales de aprendizaje de cada estudiante.
- Supone una oportunidad para la innovación docente.
- Puede afirmarse que mejora la dimensión afectiva de profesores y alumnos.
- Mejora los procesos de interacción y de la actividad del estudiante durante la dinámica del proceso de aprendizaje.
En la publicación, los profesores hablan también de la Flipped Learning Global Initiative, una coalición de profesores, investigadores, tecnólogos y desarrolladores compremetidos con esta iniciativa. Su objetivo, dado los efectos positivos del Flipped Classroom, es apoyar la rápida expansión del modelo en todo el mundo.
Fuente: Aleteia.org