viernes, 23 de septiembre de 2016

24 DE SEPTIEMBRE FIESTA DE NUESTRA MADRE MARÍA DE LA MERCED

 

El título mariano La Merced se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España. En esa época muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono estaban en peligro de perder lo más preciado: la fe católica. Nuestra querida Madre del Cielo, dándose a conocer como La Merced, quiso manifestar su misericordia hacia ellos por medio de dicha orden dedicada a atenderlos y liberarlos.

Su misión era la misericordia para los cristianos cautivos en el tiempo de Nolasco, por Ella vino la redención, la esperanza y la libertad. Actualmente en el siglo XXI sigue vigente porque la Virgen de la Merced tiene también hoy tarea de liberarnos de nuestras esclavitudes.

Si, Ella es la esperanza, el renacer de la vida, con su maternal misericordia acoge a los que sufren cautiverio y se hallan en peligro de perder su fe. María manifiesta el aspecto redentor, es misericordia redentora que actualiza la obra de Cristo a favor de los cautivos y los pobres, es la expresión más intensa del amor redentor de Cristo.

Nuestra Madre la Virgen María es el ser humano más libre: libre de toda esclavitud interior, para poder ser "la esclava del Señor". Ella alcanzó la cumbre de la libertad de los hijos de Dios. Porque Ella se entregó totalmente al plan de amor del Padre, que siempre es un plan liberador. Gracias a su entrega total, María se convirtió en la gran liberadora de la humanidad: permitió el nacimiento del Señor y la liberación universal por medio de Él. Porque era libre del egoísmo, no le importó la vida de dolor, renuncia y persecución que asumió, al aceptar ser la Madre de Dios. Que la Virgen de la Merced nos siga protegiendo ya que con tanta dulzura nos ha acogido, especialmente en la virtud de la fe, la que ha sido sometida a tantas pruebas y dificultades en nuestro tiempo.

Que María sea la madre de todos y que a igual que el discípulo del evangelio, seamos nosotros también capaces de recibirla en nuestras vidas y que nos reconozcamos como sus hijos predilectos.

Este 24 de septiembre en que celebraremos su fiesta, pidámosle, que Ella nos enseñe a seguir a Cristo Redentor y continuemos descubriendo el desafío de ser mercedario, vocación y misión de visitar y liberar cautivos.