El mundo está cambiando constantemente, por ello es necesario que quienes en el futuro ingresen al mundo laboral, tengan las habilidades -llamadas destrezas del Siglo XXI- para poder ser parte del vertiginoso tren de cambios. Sin embargo, hoy en la sala de clases, se continúa enseñando con métodos antiguos, que ya no entregan las herramientas necesarias a los jóvenes. Por eso, en algunas partes del mundo y ahora en Chile, se está implementando una nueva manera llamada Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Jeannette LaFors, profesora de Historia egresada de la Universidad de Stanford y experta en ABP, habla en esta entrevista sobre el método, sus beneficios y cómo éste está cambiando las aulas donde se implementa.
¿Qué es el ABP?
Es una metodología que tiene varios componentes y características. Lo principal es que el ABP le da un significado al aprendizaje de los alumnos ya que la materia no está desconectada de su vida ni de la comunidad o del mundo. Cuando pienso en ABP, pienso en aprendizaje aplicado.
Los alumnos, cuando aprenden a través del ABP, tienen un espacio para investigar, indagar, no están sentados escuchando. Aquí hay más profundidad.
Este método exige colaboración entre docentes. ¿Cómo trabaja un profesor de matemáticas con uno de arte?
Por varios años enseñé Historia a través de ABP. Los alumnos tenían que hacer debates, obras de teatro interpretando eventos importantes o representaciones de personas famosas. Esto significó agregar el ramo de Inglés. Entonces trabajé con la profesora de ese ramo y juntas combinamos y creamos unidades vinculadas con las dos asignaturas. Eso implicó compartir tiempo para planificar, conversar y ajustar el trabajo y fue una experiencia muy enriquecedora. Ahora, el espacio para las conversaciones fue vital para el éxito del curso, entonces, tuvimos 40 o 50 minutos cada día para planificar, evaluar, organizarnos.
¿Cómo se eliminan las barreras entre profesores?
Planificando. El otro día, en Arica, con 30 profesores, hicimos seis proyectos en grupos de 4 o 5. Lo más importante que tuvieron que hacer, fue pensar qué Objetivos de Aprendizaje (OAS) serían parte de los proyectos. Luego, ver qué intereses tienen los alumnos y qué proyecto sería llamativo, útil y significativo. Generaron ideas y surgió una pregunta sobre la energía solar. A partir de eso, analizaron los OAS en ramos como lenguaje, ciencias, arte y vieron cómo se podían combinar para generar el proyecto. Ese tipo de planificación hace que sean más creativos. Los profesores estaban emocionados, ya que tenían la oportunidad de pensar no sólo en su contenido, sino que también en la conexión con los alumnos y los otros ramos.
En todo el mundo hay una epidemia de aburrimiento en los alumnos, no se está conectando el aprendizaje con temas que a ellos les interesan, sólo están recibiendo datos. Para mí, lo importante es empoderar a los alumnos y que ellos sepan que pueden hacer algo con el contenido, que no es algo que están aprendiendo pasivamente. Si vemos cómo funciona el mundo, no lo hace como la sala de clases actual. Hoy cada vez se trabaja más en grupo, colaborando para resolver problemas.