Conseguir que los alumnos otorguen significado al conocimiento que se les está entregando y que perdure en el tiempo, es la gran meta de todo educador. Pero no existe un manual con recetas mágicas, todo dependerá de la preparación del profesor y la capacidad para innovar en sus prácticas y conocer a sus alumnos.
El abanico de estrategias que se pueden aplicar en la sala de clases para lograr un aprendizaje significativo y profundo es enorme; sin embargo, hay que partir por comprender el trasfondo teórico que las avala y seleccionar las adecuadas a la realidad de cada colegio y estudiante. “Lo más importante es cuidar que las herramientas entreguen protagonismo al alumno y le exijan poner en acción procesos del pensamiento y esfuerzo cognitivo”, asegura al respecto Josefina Beas, coordinadora académica del Diplomado Aprendizaje Profundo en el Aula de la Universidad Católica, con quien ahondamos en el tema.
—¿Cómo se define un aprendizaje profundo y significativo?
—Aprendizaje Profundo y Aprendizaje Significativo son dos conceptos que pertenecen a enfoques cognitivos constructivistas (ver definiciones al final) que, en esencia, hacen referencia a un tipo de enseñanza que exige un gran esfuerzo cognitivo del aprendiz para comprender el sentido y significado de lo que le enseñan.
Es necesario tomar conciencia de que estos dos conceptos no se contraponen. Son complementarios. Fueron formulados por teóricos cognitivos, en diferentes momentos, en lugares diferentes, pero que tienen un objetivo común: plantear una explicación teórica del proceso de aprendizaje.
Lo importante es comprender que de estas conceptualizaciones teóricas, se desprenden acciones pedagógicas específicas que nos ayudan a conseguir un aprendizaje de buena calidad.
Mientras el concepto de aprendizaje significativo exige al profesor un diseño pedagógico que incluye la exploración de las experiencias y conocimientos previos del sujeto, que servirán para enganchar la nueva información, el concepto de aprendizaje profundo le indicará que, además, debe elaborar un diseño de enseñanza que otorgue la oportunidad al aprendiz de realizar múltiples y diferentes desempeños. En su conjunto, un diseño pedagógico con estas características facilitará un aprendizaje significativo, profundo y duradero.
—¿Nuestro sistema educacional permite y facilita el aprendizaje profundo y significativo?
—Para ello, debemos invertir tiempo en enseñar habilidades que permitan al alumno aprender a aprender, de modo de que cuente con herramientas para avanzar cada vez más en sus niveles de autonomía y aprender por sí solo. Esto no quiere decir que se dejen de lado los contenidos disciplinares, sino que hay que hacer un esfuerzo por equilibrar ambas cosas.
Los sistemas educativos que privilegian la extensión del conocimiento —es decir, la cobertura, más que la profundidad del aprendizaje— no facilitan ciertamente un aprendizaje de calidad. En Chile, existen muchas iniciativas e intenciones de cambio y algunos profesores realizan notables esfuerzos en esa línea. Sin embargo, están constreñidos por las evaluaciones nacionales que contienen los conocimientos de un extenso currículum con profesores que sienten que deben mostrar resultados en la línea que exigen esas evaluaciones.
—¿Qué consejos les puede entregar a los docentes para abordar el error de los alumnos dentro de la sala de clases?
—Les diría que traten de valorar el error como fuente de aprendizaje y les enseñen a valorarlo de la misma manera. Equivocarse cuando estamos aprendiendo no es vergonzoso. Sin embargo, los gestos y el lenguaje que a veces se utilizan en la sala de clases hacen que los alumnos escondan sus errores o busquen simplemente la respuesta correcta, sin mayor trámite, sin comprender, desaprovechando una oportunidad de aprender. Lo importante es crear instancias de reflexión, grupales o colectivas que den la posibilidad de preguntar lo que no se comprende al profesor o a sus compañeros. Felicitar a los niños cuando corrigen sus errores les ayuda a valorar esa estrategia y crea un clima afectivo propicio para aprender profundamente.
—¿De qué manera las herramientas tecnológicas ayudan a lograr aprendizajes profundos?
—Todos sabemos que hoy el conocimiento está en la web. Es una enorme fuente de información, pero hay que aprender a usarla. Ese es el papel mediador del profesor. Ayudar a los alumnos a hacer la búsqueda, a procesar la fiabilidad de esas fuentes de información y a seleccionar la información pertinente al tema que están estudiando.
Aparte del gran valor que tiene la web en sí misma, representa la cultura que tienen hoy los nativos digitales, quienes se entusiasman y se motivan si les damos la oportunidad de aprender y profundizar su conocimiento con ese potente instrumento.
Aprendizaje Profundo
Es definido por David Perkins (1999), en términos de desempeños flexibles. En este caso se esperaría que la persona que aprende, frente a un tópico determinado, pueda realizar múltiples operaciones tales como explicar, definir, describir, justificar, argumentar, comparar, buscar pruebas, contraejemplos, aplicar esos conocimientos en forma flexible y según las circunstancias.
Aprendizaje Significativo
Es utilizado por David Ausubel (1983), en el marco de su teoría del aprendizaje por recepción significativa. Consiste en la capacidad del aprendiz para establecer una relación de sentido o significado entre sus estructuras cognitivas previas y la nueva información que le proporciona su ambiente.
Fuente: grupoeducar.cl