domingo, 6 de mayo de 2018

FESTIVIDAD SAN PEDRO NOLASCO - 6 DE MAYO

“Dios hace todo con sabiduría. Eligió un camino, el de siempre; recurrió a la buena voluntad de un ser humano, un joven cristiano desde su niñez, de corazón sensible y dado a la solidaridad con los más pobres y afligidos. Conocemos su nombre: Pedro Nolasco. Era un mercader cristiano que, no cabe duda, vio con sus propios ojos la desesperada situación de los cautivos. Se dejó conquistar por esa realidad que golpeaba su alma sensible y, por mucho tiempo, dará vueltas en su mente y en su corazón: ¿Qué se puede hacer frente a tanto dolor? Y el Señor lo fue conduciendo, poco a poco, de que era necesario hacer algo. Es fundamental la relación que Pedro Nolasco comienza a vivir con la Persona de Cristo hasta llegar a un extraordinario descubrimiento: es Cristo el que está padeciendo en los cautivos. De ahí que comienza a meditar qué hizo el Señor por los pecadores: entregó su vida por amor. De esta manera, Nolasco llega a la puerta de una decisión vocacional de largo tiempo de discernimiento. Hay una fecha antes de fundar la Orden que vale la pena mencionarla: es el año 1203 cuando se empinaba en los 23 años de edad. Junto a otros compañeros de ruta, Pedro Nolasco realiza la primera redención de cautivos invirtiendo en ello sus propios bienes.

Sin embargo, todavía no era la hora de Dios para fundar la Orden. Para dar este paso que es fundamental en este Octavo Centenario de la Orden recordarlo, necesitó de una confirmación del Cielo. Y es la Virgen María, la Madre de Dios, que le manifiesta claramente la voluntad suya y de su Hijo Jesús para que funde una Orden Redentora para la redención de los cautivos. Esta inspiración mariana o aparición de María a Pedro Nolasco es un hecho decisivo en la fundación, misión y vida de la Orden de la Merced hasta tal punto que es impensado un mercedario sin María. Es nuestro Padre san Pedro Nolasco el que ha dado a la Madre de Dios un nuevo título o advocación, al invocarla como “Santa María de la Merced de la redención de los cautivos”. Esta dimensión mariana que vive la Orden es inseparable de la misión redentora. Muy pronto acuñará la tradición mercedaria el cercano y familiar modo de llamarla “Nuestra Madre”, pues en este modo se dice todo lo que quisiéramos afirmar de ella, “inspiradora de la obra liberadora, el fruto más espléndido de la redención, espiritual fundadora de la Orden, vivo modelo de consagración a Dios y de servicio redentor a los hermanos, madre de los cautivos y de los redentores”, etc.”.


Fuente: Manual de la Virgen Visitadora