Todo el misterio del hombre se desvela en la persona de Cristo. Quienes ponemos atención a la persona y mensaje de Jesús descubrimos los grandes ideales del ser humano, según el plan de Dios Creador. Cristo nos manifiesta el misterio de Dios, nuestro Padre, y de su amor por nosotros; pero también nos manifiesta lo que el hombre es y su grandeza entre todas las criaturas. Cristo nos muestra el rostro del hombre redimido, del hombre nuevo, del hombre justo y solidario.
Si el pecado alteró el proyecto original de Dios en nosotros, Cristo como redentor y salvador ha restaurado la imagen divina en su belleza original. Ha sido enriquecida con el don de la gracia de Dios, con el don del Espíritu Santo en cada uno.
Cristo nos ha liberado del pecado y de la muerte por su entrega amorosa en la cruz y por su gloriosa resurrección. Ha rescatado nuestras vidas de la oscura cárcel del mal y ha encendido el fuego de la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Somos realmente hijos del Padre, hermanos en Cristo y miembros de la nueva familia de Dios, la Iglesia de Cristo.
Si queremos fijarnos en el hombre nuevo miremos a Cristo. Tratemos de seguir sus huellas e imitemos su ejemplo de vida. El nos capacita para obrar rectamente y practicar el bien. Nuestra amistad con El es esencial si queremos ser hombres nuevos. Sin Cristo no podemos cambiar nada en nuestras personas ni en la sociedad en que vivimos.
Fuente: Agenda Estudiante Mercedario