miércoles, 4 de febrero de 2015

ARTÍCULO: AUTOEVALUACIÓN DE UN PROFESOR

 
Se habla mucho de calidad de educación, pero se olvidan aspectos esenciales que efectivamente conducen a ella. Uno de ellos es la preocupación por que el profesor no caiga en la temida rutina y su preparación de clases y pruebas sean un simple acto repetido en el tiempo.
 
En torno al buen desempeño del profesor existen muchos puntos importantes de considerar a la hora de querer mejorar la calidad educacional.
 
En primer lugar, un tema fundamental es el número de horas lectivas semanales de un profesor, pues si ellas son excesivas, le impedirán una seria preparación de sus clases, de las actividades a desarrollar, y, desde luego, la adecuada confección de pruebas de evaluación para los contenidos. Sin contar que, además, debe tener tiempo para perfeccionarse y atender personalmente a los alumnos que lo necesitan. El profesor, si cae en la rutina, deja de realizar un trabajo humano, digno, y pierde la necesaria e indispensable ilusión profesional que le da sentido a su trabajo.
 
Se dice que a los profesores rutinarios se les “amarillean los papeles” de preparación de sus clases y se convierten en repetidores mecánicos de lo que enseñan. Sus programaciones no van mejorando con la experiencia y desde luego no transmiten el gusto por lo que enseñan, lo que explica muchas veces la desmotivación y desinterés de los alumnos y los problemas de disciplina que surgen de “la lata” y el aburrimiento.
 
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