Si los problemas de lectoescritura y
matemáticas no son identificados en forma temprana, irán generando una
sumatoria de fracasos en distintas asignaturas, precipitando repeticiones de
curso e incrementando en forma irremisible la desmotivación y alejamiento
emocional en el alumno.
El
modelo de neurociencia cognitiva apunta a los procesos a través de los cuales
el proceso madurativo cerebral permite que el niño adquiera competencias
académicas nucleares, de modo que el profesor puede identificar en forma
temprana las diferencias en ritmos y disfunciones en procesos específicos que
presentan algunos alumnos y tomar medidas para abordarlos en forma oportuna.
Aproximadamente
un 7-9% de los alumnos en un aula va a presentar problemas específicos del aprendizaje,
los que afectarán especialmente la lectoescritura y las matemáticas. Si estos
problemas no son identificados en forma temprana, irán generando una sumatoria
de fracasos en distintas asignaturas, precipitando repeticiones de curso e
incrementando en forma irremisible la desmotivación y alejamiento emocional en
el alumno. Algunos provienen de hogares socialmente vulnerables y carentes de estímulos
culturales, pero hay otros chicos que escriben desde temprano la “crónica de
una muerte anunciada” a pesar de vivir en hogares con recursos tanto materiales
como culturales; son niños que parecieran llevar consigo un hemisferio
izquierdo que dormita, desconectado e indiferente a los esfuerzos del alumno
por responder a los desafíos académicos.
Esos
niños muestran ya en 3° Básico diversas manifestaciones de inhabilidad
psicolingüística: un chico que lee bien pero con una lentitud exasperante, un
niño que lee velozmente pero transformando las palabras hasta que el contenido
del texto se hace incoherente, otro niño que año tras año permanece “amarrado a
las letras”, descifrándolas para lograr entender la palabra... En cada uno de
ellos existen sutiles disfunciones en las áreas de dominio psicolingüístico, la
mayoría de ellas resultante de una lenta conectividad sináptica en las regiones
corticales izquierdas y/o una lenta mielinización de las vías de conexión; sólo
en una minoría de niños se encuentran disfunciones y daños en dichas
estructuras por causas genéticas o perinatales.
Todos
ellos verán transcurrir la vida escolar unidos por similar drama: ser incapaces
de aprender desde el texto y de expresarse a través del discurso escrito; como
consecuencia, se equilibrarán constantemente en la cuerda floja de las
calificaciones insuficientes, hasta reprobar un año y dar así inicio a un guión
que ya no se detendrá: el fracaso escolar crónico… Estos chicos interpelan al
sistema escolar desde sus dificultades, clamando sin voz para que el sistema
escolar les otorgue un espacio de acogida. La mayoría de estos alumnos es
portador de un SDA SUBTIPO INATENTIVO y con Trastorno Específico del
Aprendizaje.
Los alumnos con
SDA SUBTIPO IMPULSIVO no muestran inhabilidades psicolingüísticas ni de
pensamiento lógico simbólico, pero por lo general, su desempeño en Matemáticas
es mediocre, debido a su estilo cognitivo de tipo impulsivo/inatentivo asociado
a insuficientes o inadecuadas estrategias de trabajo (organizar los datos,
aplicar correctamente los algoritmos, planificar los tiempos, atender
focalmente, mantener información útil en la memoria de trabajo verbal, terminar
la tarea sin interrupciones, se deja dominar por la ansiedad y la ofuscación) y
en algunos, a la presencia de una ansiedad de desempeño.
Fuente: Calpe
& Abyla