miércoles, 22 de junio de 2016

OPINIÓN EDUCACIÓN: Sobre tareas escolares, redes neuronales y la subversión del agobio

Por Amanda Céspedes

El movimiento social de padres y apoderados contra las tareas para la casa ha generado una activa  inquietud , con muchos que apoyan la causa, algunos que son detractores y  un enorme contingente de indiferentes. 

Una pregunta cuya respuesta podría ayudar en esta discusión es, las tareas para la casa ¿son efectivamente un recurso para optimizar los aprendizajes?  El único modo de hallar una respuesta válida  es  a través de  otra pregunta,  ¿cómo  aprende  el cerebro infantil?  
En primer lugar, los niños están aprendiendo constantemente; los mejores aprendizajes  son aquellos que  se llevan a cabo  en situaciones informales,  cuando el niño está  intensamente  motivado para  ello. La motivación es un motor interno  extraordinario cuyo combustible  es la curiosidad.  En el niño se enciende  la chispa de la expectativa frente a una recompensa  precisa, que es dominar  lo  que  hasta ese momento no dominaba.

Así aprenden a pedalear, a saltar la cuerda, a nadar, a dibujar, a leer, a cocinar,  a  dominar los dispositivos  digitales. Este tipo de motivación es  intrínseco; nadie  les pone una calificación porque  aprendieron a  hacer touch sobre un Ipad o a preparar una tartaleta de limón. Gran parte de este aprendizaje  es autodidacta; a veces  se aprende  bajo la guía de  otro niño  que ya domina la habilidad o de un adulto que disfruta mostrando al niño una destreza, como la abuela que  enseña a la nieta a tejer.

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