lunes, 16 de marzo de 2015

ARTÍCULO: SENADORES ALLAMAND Y MONTES ENTREGAN 7 MEDIDAS PARA MEJORAR LA EDUCACIÓN

Allamand Senador Santiago Poniente
 
Confianza en los municipios para tener un sistema efectivamente descentralizado, en los directores de los colegios para que los administren con autonomía, en los profesores para no ahogarlos con contenidos “mínimos” que son “máximos” y que no se alcanzan a pasar; en las familias para que siempre se involucren en el aprendizaje de sus hijos. Acá ocurre todo lo contrario. Opera en vez de la confianza la sospecha y el conjunto del sistema está en tela de juicio. Para algunos, los municipios son incapaces, los directores arbitrarios, los profesores ineptos y los padres “arribistas”. Un sistema educacional bajo sospecha solo puede fracasar.
 
El verdadero eje de cualquier reforma son los profesores. ¿Qué se necesita? Formación exigente, carrera profesional estimulante, remuneraciones en el nivel más alto del sistema público, previsión empalmada con el esfuerzo de toda una vida. Y libertad académica: Que tengan márgenes para resolver qué y cómo enseñar. Sin esta última, nunca atraeremos a los mejores.
 
Asumir que la autonomía de los colegios y la diversidad de los proyectos educativos son la clave del éxito. Más que pensar en colegios como edificios hay que pensar en comunidades escolares con alma. Los colegios no son supermercados ni la educación es un producto “intercambiable”. La uniformidad es solo la utopía de un falso igualitarismo.
Volver el foco a lo que pasa en la sala de clases. ¿Cuánto tiempo más resiste —frente al embate informativo que reciben los alumnos del mundo digital— la educación frontal? ¿Queremos alumnos pensando o repitiendo? ¿Aprendiendo o simplemente escuchando?
 
El sentido de la reforma tributaria fue aportar más recursos a la educación. Hoy, el aporte del Estado simplemente no permite ni acercarse a una educación de calidad. La subvención general apenas supera los $60.000. ¡Necesitamos a lo menos el triple! Es cierto que, sin adecuados mecanismos de gestión, los recursos no bastan. Pero la fórmula inversa es también verdad: Sin recursos ninguna gestión puede hacer milagros.
 
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